Cuando hablamos de serigrafía o de tránsfer los no conocedores, no ven más allá de unos diseños en unas camisetas, más o menos bonitos.
Detrás, en el tiempo y en el espacio, existe un rastro milenario en las culturas egipcia, romana, china o japonesa, en la decoración que realizaron en paredes, techos, suelos o tejidos. Desde entonces se ha evolucionado desde la actividad puramente manual o artesanal para convertirse en un proceso industrial.
A finales del siglo XIX se realizó el primer equipo de serigrafía tal y como lo conocemos actualmente, registrándose a principios del siglo XX la primera patente basada en un marco tensado y una rasqueta.
Estados Unidos fué la cuna de la serigrafía, produciendóse una verdadera revolución en los años 20 y 30 en la industria textil. Igualmente se incorporan diseñadores y artístas que ven en los tejidos un soporte de transmisión de sus creaciones. Mientras éstos aprovechan el soporte, la industria aprovecha para desarrollar máquinas, tintas plastisol o al agua, tejidos, emulsiones, limpiadores, marcos, pantallas.
Ya estamos en el siglo XIX y aún recordando los orígenes de nuestro trabajo y su evolución, no dejamos de preocuparnos por la mejora de los procedimientos, por la investigación y el desarrollo dentro de un mundo global, pero para nosotros cargado de valores como respeto al medio ambiente, tansmisión de mensajes solidarios de justicia y libertad.
Nuestra preocupación por el trabajo del equipo nos lleva a la búsqueda de nuevas técnicas, participación en foros, estudio de procesos de expetos en la materia, pruebas de productos y materiales y…… seguimos.
Hay tres clases de personas: aquellas que ven, aquellas que sólo ven lo que se les muestra, y aquellas que no ven. (Leonardo da Vinci)